miércoles, 19 de mayo de 2010

A una mujer llamada…


Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor

y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados

Una mujer que siendo joven tiene la reflexión de una anciana

y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud

Una mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio

y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños

Una mujer que siendo pobre se satisface con la felicidad de los que ama

y siendo rica daría con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud

Una mujer que siendo vigorosa se estremece con el vagido de un niño

y siendo débil se reviste a veces con la bravura del león.

Una mujer que mientras vive no sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan

pero después de muerta daríamos tolo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un sólo instante

por recibir de ella un solo abrazo,

por escuchar un solo acento de sus labios

De esa mujer no me exijáis el nombre si no queréis que empape con lágrimas vuestro álbum porque ya la vi pasar en mi camino

Cuando crezcan vuestros hijos leedles esta página

y ellos, cubriendo de besos vuestra frente

os dirán que un humilde viajero,

en pago del suntuoso hospedaje recibido,

ha dejado aquí para vosotros y para ellos un boceto del retrato de su Madre.

miércoles, 14 de abril de 2010

El Buen Pastor

Buen
EL BUEN PASTOR

Mirada diaconal 4º domingo de pascua (Jn 10, 27-30).




La resonancia de la Pascua en nuestras actividades cotidianas nos conecta con las experiencias más humanas. Las primeras comunidades cristianas descubrieron en el Señor Resucitado al BUEN PASTOR... “Yo soy el buen Pastor...” ( Jn. 10,14) y vieron que El podía satisfacer sus necesidades vitales: familia, salud, nutrición y vivienda, afecto, aceptación positiva, amor incondicional, provisión, trabajo, seguridad, orden, justicia, autoestima, etc.
Hoy, soslayando al pastor que se ocupa de las ovejas, podemos
centrar nuestra mirada diaconal sobre el pastor que se ocupa de los pastores: (1)

¿Quién escucha al que escucha?
¿Quién anima al que anima?
¿Quién cura al que cura?
¿Quién cuida al que cuida?

...cuando cae la tarde y anochece,
...cuando la oscuridad lo envuelve,
...cuando el cansancio vence,
...cuando las dudas invaden.

...cuando embiste la indiferencia,
...cuando hostigan las carencias,
...cuando hiere la agresión,
...cuando duele el desaliento.

Pastor de pastores, que escuchas al que escucha,
Que animas al que anima,
Que curas al que cura,
Que cuidas al que cuida.

Buen Pastor que nos conoces,
que te haces reconocer,
te necesitamos.


Domingo del buen Pastor 4º de Pascua 16/04/10

(1) Ver la perspectiva de la resiliencia.

martes, 13 de abril de 2010

Feliz tiempo pascual

Feliz

¡FELIZ TIEMPO PASCUAL!

Mirada diaconal: tercer domingo de Pascua (Jn 21,9).




Resonancia de la Pascua en las primeras comunidades cristianas y entre nosotros en medio de las actividades cotidianas. El Evangelio según San Juan dice: “Cuando bajaron a tierra, encontraron un fuego prendido y sobre las brasas pescado y pan”. El Señor Resucitado espera a sus discípulos a la orilla del lago de Tiberíades; los espera con “el fuego prendido”…


Para pensar:

¿Tengo el fuego y las brasas del corazón encendidos?...
¿...las brasas de la cordialidad?
¿...las brasas de la solidaridad?
¿...las brasas de la alegría?
¿...el calor del buen humor?
¿...el calor del saludo afectuoso?
¿…el calor de la escucha empática?
¿... el fuego del servicio?
¿... el fuego del amor incondicional?
¿... el fuego de la creatividad?
¿…la calidez del entusiasmo?
¿…la energía de la esperanza?
¿…el fuego de la familia?

… en la relación con los demás
… en la relación de servicio pastoral
… en el vínculo primario y familiar.

Es hermoso que alguien nos espere con el fuego y las brasas encendidas. Qué emoción tan profunda, cuando luego de una jornada dura de trabajo, alguien nos espera y recibe así con las brasas encendidas, en nuestro hogar, en nuestro trabajo, en la vida cotidiana. Sin duda hace resonar profundamente la pascua entre nosotros y en nuestros ambientes.
Como vemos, Jesús Resucitado, nos conecta con una de las experiencias más profundas del ser humano, ser recibidos con el fuego del corazón encendido valga la redundancia.
En este clima y al calor del enfoque centrado en el crecimiento de las personas se va formando el discípulo.


Para pensar:

Desde esta mirada diaconal, nuestra relación -de- servicio, ¿sirve? ¿Por qué?


14 de abril 2010

Parábola Poética Diaconal

Parabola




Parábola Poética Diaconal


En el principio sin principio,
Tuvo todo su inicio.
El Amor engendró al Amado
Y de ellos procedió el Amante.

Y el Amor creó;
Y la creación fue
Amor, paz y servicio:
Ángeles sin demonios,
Paraíso sin infierno,
Vida sin muerte,
Amor sin odio.

“No serviré”,
Sentenció un ángel para siempre.
“Seré Dios”
Desafió el hombre al comer.
Hubo que recomenzar:
Rescatar lo que se había perdido.

“Aquí vengo para hacer tu Voluntad”-
Declaró el Amado.
“He aquí tu servidora”-
Aceptó María.
Y la Palabra se hizo niño.
El niño hombre
Y el hombre servicio.
Maestro y Señor,
Estuvo entre los suyos
Como el que servía.

Y los suyos continuaron la misión:
Llevaron el fuego santo
En frágiles vasijas de barro.

Surgieron nuevos desafíos:
¿Predicar al Amado
O servir a los desvalidos?
¿Cómo no servir a la Palabra?
¿Cómo olvidar al desamparado?

Y aquellos doce que eran autoridad
Hicieron autoridad a otros siete
Varones llenos del Amante
Y de sabiduría.

Los primeros servidores,
Los primeros diáconos:
Los que con su ser y vida,
Recordarían,

Día a día
Que la verdadera autoridad
Fue, es y será
Servicio:
Servicio desinteresado
A la vida de los demás.

Y el primer mártir, Esteban,
Culminó su diaconía
Con las palabras
Del Siervo doliente.

A través de los siglos
El Amor convocó
A sus amigos:
Lorenzo,
Francisco…

Y continúa convocando hoy,
Llamando a su Camino,
Un servidor le dijo al Amor:

“Si después de haber andado
He notado que he vivido.
Si en el corto recorrido
Me he sentido liberado…

Si he dado y no guardado.
Si viví de lo partido.
Si con fuerza fui agredido
Y no odié por ser golpeado…

He encontrado lo buscado,
Algo nuevo ha florecido.
Y aunque algunos ya se han ido
Un gran camino va quedando.

Camino al que me has llamado,
Camino que yo he elegido:
Servir y no ser servido,
Amarte y no ser pagado.



¿Qué respuesta le darás hoy?
Mi respuesta:
Un servicio a mis hermanos en el Pueblo que consagraste”.



(En agradecimiento a los 30 años de diaconado en la Diócesis de Quilmes, Pquia NSP Socorro).

Diácono Eugenio Langer